La semana pasada me llegó a consulta una mamá desesperada y cansada de dar vueltas por diferentes profesionales que no conseguían ayudarla. Tenía un dolor muy fuerte al terminar la toma en los pezones, que a veces incluso le impedía la lactancia. Su bebé había nacido con frenillo sublingual y con retrognatia (maxilar inferior más corto), pero ya había acudido a los profesionales correspondientes y habían puesto solución a estos problemas. ¿Qué pasaba entonces?
Os pongo en situación…
Esta mamá refería un dolor muy intenso en el pezón al terminar la toma, y que se acentuaba al final del día. Lo más característico era sin duda que, al acabar la toma y coincidiendo con el dolor, el pezón se volvía de color blanquecino. De hecho, cuando fui a explorarla el pezón estaba rosáceo, pero a los pocos segundos comenzó a adquirir ese tono blanquecino.
¿Qué es lo que sucedía?
Síndrome de Raynaud. Consiste en una vasoconstricción debido a temperaturas frías y/o emociones. Es decir, de manera temporal los vasos sanguíneos se estrechan, disminuye la cantidad de sangre que llega a las partes más alejadas de nuestro cuerpo (dedos de las manos y pies, orejas, pezones…) y esto produce dolor. Aunque este síndrome es más o menos conocido cuando sucede en el resto de partes del cuerpo, pocos profesionales lo conocen a nivel de los pezones.
El síndrome de Raynaud también puede verse provocado por otros motivos además del frío: miedo, estrés, mal agarre, frenillo sublingual corto, retrognatia…
¿Cómo se soluciona?
- La mujer debe sentirse relajada mientras da el pecho. Resolver los miedos, buscar un apoyo emocional, realizar la toma en la intimidad que necesita, buscar una posición cómoda…
- Acudir a la matrona o asesora de lactancia que ayude a comprobar si el agarre del bebé es el adecuado, y solucionarlo en el caso de que no sea así.
- Descartar que el bebé no tenga retrognatia o un frenillo sublingual que interfiera en la lactancia. En el caso de que así sea, existen profesionales especializados que ayudarán a resolver estos problemas.
- Tomar una bebida caliente que no contenga ningún excitante (cafeína, teína…) antes de dar el pecho y durante la toma.
- Eliminar todas las bebidas excitantes y el tabaco, ya que van a empeorar la situación.
- Aplicar calor local justo antes y al terminar la toma.
- Si con todas estas medidas el problema continúa, existe un fármaco vasodilatador compatible con la lactancia, que mejorará los síntomas.